sábado, 4 de julio de 2009

LO QUE LA HISTORIA NO CONTÓ

Inventar historias, hacer literatura y escribir libros nunca ha sido rentable. El asombroso literato e intelectual, mundialmente conocido, Jorge Luis Borges se vio en la necesidad de abrir un negocio familiar y vender aceite de oliva para poder subsistir. Eso la historia lo ha ignorado*. Sí, ya sé que los estudiosos de Borges deben estar cortándose los testículos con una navaja oxidada mientras leen esto, pero yo tengo la prueba irreprochable de lo que afirmo y que sus biógrafos dieron por insignificante en un arranque de ignorancia.

*Para ampliar sus conocimientos históricos, léase el inevitable best-seller “The history of hispanic literatura, except Jaime Bayly and Corín Tellado”. En el libro mencionado podrán encontrar precisiones como aquella que cuenta que Julio Cortázar vendía tucumanas durante las tardes en la Avenue des Champs-Elyséss, o que Benedetti vendía marihuana en los barrios periféricos de Montevideo y la anécdota que relata cuando Góngora y Quevedo, después de unos tragos, hicieron trío con un travesti.

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