No sé con exactitud lo que pretende ser este blog, pero creo que me aproximo más a lo que ciertamente NO es: ARTE, EDUCACIÓN, HUMOR Y METAFÍSICA. Sin embargo, hay otras certezas de tipo más bien técnico: Todas las fotos que vas a ver han sido tomadas con una cámara de celular de 2.0 mega pixeles; no he retocado ninguna de ellas; he tratado de no forzar las capturas, intentando –siempre- conservar su naturalidad y espontaneidad.
lunes, 4 de octubre de 2010
¡ADIÓS FOTOS CUTRES!
domingo, 27 de junio de 2010
EL TEMIBLE CHUCK
Hace un año y algunos meses atrás, los sucesos de la balacera en el hotel Las Américas nos inspiraron (a Ricky y a mí) a hacer algunas payasadas con su histrionismo y mi celular, respectivamente. Fotos de muy mala calidad (como corresponde en este blog), patetismo inconfundible y una pequeña chispa del sacrosanto absurdo le dan forma a este post que no sé porqué razón decidí no publicar, pero que ahora, cuando a falta de vergüenza me sobra desfachatez, lo comparto con ustedes. Acomódense, comenzamos:
UN TAL PICHULA
-FIN DEL POST-
FINAL ALTERNATIVO:
Jesús “Pichula” Ayala Saavedra perteneció al más grande cartel de narcotraficantes que hayan operado en Bolivia. Según se sabe, trabajó en actividades ilícitas desde que tenía 4 años y hace poco dejó de traficar con mercancía azucarera tras enterarse que el azúcar en Bolivia era sencillamente legal, desde entonces trafica libros de Carlos Cuauhtemoc.
A Pichula, como le llaman sus amigos, (“Pichu”, para sus seres más cercanos, “3.1416” para su esposa) no le corresponde los adjetivos “tardo” u “holgazán”. No. Por lo menos esos no, pero sí le van “flojo 'e mierda” o “camba inútil”. Era un joven entuciasta de 25 años cuando vino a buscar suerte a Cochabamba desde Rurrenabaque, aunque más entuciasta que joven. Al llegar y al sentirse preso de una situación económica hostil tuvo que vivir 7 meses bajo el puente Cala-Cala junto a los niños de la calle. Para no sentir hambre, Pichula inhalaba clefa y robaba carteras a viejitas indefensas que al robarlas encaraba con su famosa frase “el dinero no lo es todo, a veces… ni siquiera es suficiente” y luego corría despavoridamente con el botín.
En un intento de reformar su vida, Pichula decidió probar suerte en la universidad estatal, que por ser gratis le ofrecía ciertas oportunidades, pero abandonó la Carrera de Ontología al enterarse de que se trataba de una ciencia sobre el ser y no sobre los dientes, como pensaba él. Luego quizo estudiar Otorrinonaringología, pero también la abandonó ante la incapacidad de no poder ni memorizar ni pronunciar la palabra.
En la universidad Mayor de San Simón, agarrado a su mochila.
Lo que no imaginaba Pichula -como afirman sus biógrafos autorizados- es que su definitiva inserción a la sociedad y a la vida sana vendría de la mano con una actividad bastante ordinaria: el futbolín. Pichula se convertiría, dos años después, en un hábil jugador de futbolín, gananado, así, todas las ligas locales: el campeonato de las Alasitas, la ronda de oro en el Abierto de la calle Calama y el mítico match con Juan Carlos “Choclito” Zambrana en la puerta de la Facultad de Tecnología, a quien le arrebataría el campeonato (y también su billetera, porque Pichula había dejado de ser un vulgar clefero, pero seguía siendo un maldito cleptómano).
Juan Carlos “Choclito” Zambrana Vs. Jesús “Pichula” Ayala: el match del siglo.
Después de la fama obtenida a través del futbolín, Jesús Pichula decidió aislarse de la vorágine mediática y encerrarse en su cuarto para escribir sus memorias, que resultaría harto imposible debido a que Pichula padecía amnesia parcial. Entonces, comenzó a escribir poesía al resultarle un tanto más fácil. De esta acertada decisión resultarían sus dos obras más ilustres: “Buscando con el alma” (2004), poemario que narra la emotiva historia de un minero que al haber perdido su linterna en el socavón de una mina en Oruro, recurre a la luz de su alma para sobrevivir; y “Como por encargo” (2008), libro de sonetos que, coincidentemente, escribió por petición de un amigo suyo.
Jesús, firmando autógrafos en la puerta de la Universidad.
Tras el éxito de sus libros y urgido por la necesidad de abordar la realidad que lo engordaba de preocupaciones (literalmente), Pichula se hizo director del anuario periodístico-literario “El Peladingo” que curiosamente dejaría de circular después de que un amigo suyo, Andrés Vaca, colaborara con un poema para su segunda edición.
Empeñado en experimentar nuevas esferas artísticas, Pichula se instituiría como el más lúcido admirador del cantautor español Joaquín Sabina, a quien, desde su blog, le dedicaba extendidos elogios públicos; meses después, Sabina, a través de una nota de corte íntimo, le respondería a Pichula manifestándole lo siguiente: “Señor Jesús Pichula Ayala, joder, dejad de hablar de mí, desde que lo viene haciendo la venta de mis discos y mis libros ha disminuido”. Ayala resultaría ofendido por esa inesperada reacción de Sabina, tanto que por pura frustración se convertiría, una semana después, en el presidente del club de fans de Ricardo Arjona en Bolivia.
Con la guitarra, interpretando un fandanguillo flamenco titulado “¿Quién me ha robado el sueldo de abril?”.
La calvicie de Jesús Pichula es un punto de inflexión en su biografía; es más, no se puede hablar de Pichula sin hablar de su calvicie. Su calva es la pauta objetiva y tangible de que este Profesional del Ocio y Aficiones es un sujeto de ideas extraordinarias. Le suma puntos a su reputación intelectual, aunque esos puntos tengan que ser extraídos deshonrosamente de su sexapil.
Pichula, ante un espejo embustero que le devuelve la imagen de un tipo calvo y gordo, nada más falso.
Actualmente, nuestro sensitivo e ingenioso amigo, radica en Tarija y tiene un hermoso hijo y una fabulosa mujer, más ahora que la fidelidad sólo se ve en los equipos de sonido; de esa manera, Pichula ha sabido darle la vuelta a su vida: antes era flojo e irresponsable; ahora es irresponsable y flojo. No obstante, Jesús es amante del buen vino, de la tertulia provechosa, de los poemas, del amor, de Serrat, de García Márquez y del humor inteligente (por eso escribo esto, sé que no lo leerá). Aunque ha dejado de ir al cine es un perspicaz crítico; también ha dejado de ir a las discotecas (ahí es conocido por su infalible “¡muévelo, muévelo!”); y hace mucho que dejó de asistir a la casa de las chicas horizontales para realizar sus famosos trabajos antropológicos; de la misma forma abandonó el gusto de ir al hipódromo al ver que hasta los caballos acababan la carrera.
En la Plaza Colón, dialogando con una paloma.
No deja de parecerme sencillamente sorprendente: humilde, sensible, amigable, inteligente, respetuoso, gracioso y simpático (virtudes que, inexplicablemente, conviven en una misma oración). En fin, de Pichula sólo se escucha hablar cosas buenas, tan buenas que a veces parece como si estuviera muerto.
Jesús “Pichula” Ayala Saavedra (1982-2010 +)
jueves, 29 de abril de 2010
VOLVER, VOLVER
Ahora sí. Después del lamentable/necesario accidente con las fotos he vuelto para… no sé para qué he vuelto, pero tenía unas ganas infinitas de subir fotos y eso era suficiente justificativo. Por otra parte, pido disculpas a las personas que me enviaron fotos para que las publicara, la culpa de que se borraran la tiene Daniel Gonzales. En serio.
¡GRAN PÓKER GRAN!
El mensaje resultó ser efectivo y la famosa reunión se llevó a cabo, hasta entonces yo ya había cumplido mi tarea específica; llegamos a casa de Luchetequepex (José Luís Puita) y no tardó en acomodar la sala y la mesa para el juego, además de la bebida. Con ello Luchetequepex podía dar por cumplida su responsabilidad; ¿Y el maletín?, ¿y las cartas?, ¿y las fichas? Como era de esperar, Juan Carlos “Choclito” Zambrana olvidó/ignoró llevar el maletín de póker. No podíamos dar la noche por perdida, así que improvisamos dispositivos. Aquí el resultado:
Precisamente, una baraja de 15 pesos y un kilo de fideos corbatita de la despensa de Luchetequepex. No miento ni una coma, así de miserable fue. También es cierto que apostar se hacía complicado, pero no fue un impedimento trascendente (crean lo que digo) que incluso nos quedamos jugando hasta las 5 de la mañana. Dormimos en casa de Luchetequepex y nos despertamos como a las 12 del medio día. Su hermana, muy amablemente, cocinó el almuerzo para nosotros y aquí viene la lección del día: nunca juegues con la comida… que te puede hacer falta.
CHIC 2
¡Qué clase, por dios santo!, ¡qué decencia, qué decoro!, ¡qué talante!, ¡qué finura! ¿Qué-mier-da-es-eso?
SÓLO DILO
Facultad de Tecnología, Universidad Mayor de San Simón.
PROFESIONALES
Existen 5 cosas que me hacen reír: Les Luthiers, los hermanos Marx, Berto Romero, los comentarios de Fermín Zabala y los titulares en los noticieros de televisión. Por ejemplo este de Unitel (Unicruel):
Y otra vez…
O este exquisito de la Red Uno:
Y este de A.T.B.
Es la rigurosidad informativa destilada con ingenio sobre los titulares, el elevado profesionalismo periodístico, es la televisión elitista e intelectual boliviana, la crema de la cientificidad comunicacional (tanto, que más de uno llegará a creer que no estoy siendo irónico). Estoy seguro que, como muchos de ustedes, he pasado por varias etapas respecto al periodismo boliviano: de la ingenuidad crédula a la desconfianza, de la desconfianza al repudio enfadado, del enfado a la apatía, de la apatía al chiste y aquí estoy, con la promesa de mostrarles próximamente fotos más audaces sobre este tema.
SOCIEDAD "CUTREFACTA"
Haré una rápida descripción gráfica: Es una niña de unos 6 o 7 años de edad, intuyo hija de una humilde mujer campesina (a juzgar por las apariencias) que estaba sentada frente a mí y a quien la niña persigue precisamente con la vista; va descalza y empuja una malograda máquina fotocopiadora que ignoro de dónde pudo haberla conseguido.
Enseguida constaté que la intrépida niña tenía ante sí un parque de diversiones. Se subía sobre la vieja máquina, saltaba; la hurgaba, encontraba una pieza, la inspeccionaba una y otra vez; la llevaba, la traía, le daba vuelta, la arrastraba; le metía una pequeña pelotita entre sus huecos, luego un pedazo de madera, luego la mano misma. El artefacto hacía a veces de camión, de nave espacial, otras de tren. Sin duda una máquina multiuso, suficiente (exigua) para la mente creativa de esta niña. La felicidad no cabía en tan pequeño cuerpo, vi que de su rostro jamás se fue la emoción.
No ganaré un Pulitzer, tampoco pienso suicidarme* pero tuve 45 minutos para decirme a mí mismo que la basura que me rodea no es causa suficiente como para hacerme miserable. ¿Y dónde está lo cutre? En mí, en ti.
*El fotógrafo sudafricano Kevin Carter tomó una de las fotografías más impactantes de la historia: una niña africana famélica y desnutrida acechada por un buitre. La desgarradora fotografía fue publicada en The New York Times, con ella ganaría el prestigioso premio Pulitzer, sin embargo la foto le hizo caer en una profunda depresión. Dos meses después Carter se suicidó dentro de su coche inhalando monóxido de carbono a través de una manguera.
CAMPAÑA SOLIDARIA
He iniciado una campaña a nivel nacional a la que he llamado “Por la dignidad de Dimicito”, el fin es básico: comprarle un cuchillo de mesa para que pueda cortar con decencia sus tortas. Están libres de ayudar, enviar sus colaboraciones a la siguiente cuenta bancaria: 01500-28009-05-4922, Banco Los Andes, Cochabamba-Bolivia. En su defecto, dirigirse a la siguiente página web creada para la circunstancia www.dignifiquemosadimicito.org.bo
EL NOMBRE DE LA ROSA
Sí, ya sé que pasaron las elecciones y tal y tal, pero es que lo que les voy a mostrar es universal y anacrónico. Caminaba por la calle hastiado de las propagandas políticas, pero un panfleto de entre toda esa basura atrapó mi atención al cien por ciento; con ustedes quien fue candidata a la prefectura por el M.N.R.:
Con ese nombre esta señora se ha expuesto a las más siniestras burlas populares, el solo hecho de tener el valor de presentarse a las elecciones con tan fatídico nombre mereció mi voto, sin reserva alguna. Sólo quien tiene el valor de llevar acuestas un nombre tan… tan feo con esa sonrisa incorrupible tiene el poder moral de gobernar un departamento como Cochabamba. Su sustantivo ha sido su símbolo, su marca, su consigna, su más sagrada virtud: Casta. Y su apellido acumula quién sabe cuántas virtudes más. También es cierto que nuestra caudilla, Casta Jaimes, perdió las elecciones (y por paliza), pero no me cabe en la cabeza mejor opción de liderazgo que ella para las próximas elecciones nacionales. ¡Casta presidenta!, ¡Jaimes asambleistas departamentales! (esto pa despistar a la oposición). Ya hay quienes se han ofrecido como jefes de su campaña política y andan proponiendo eslóganes como: “Vota por Casta, una mujer impenetrable” o “Jaimes trabaja como si fuera 5, vota a Casta”.
Por otra parte, teniendo a Casta como presidenta expondría una imagen mucho más regional que Evo Morales y su chompa ya fuera de moda. Tan sólo de imaginarla tomándose una foto con el Rey Juan Carlos de España, o caminando tomada del brazo de Hugo Chávez o llegando a Rusia en un Antonov 148 con ese sombrero, ese aguayo y ese imponente nombre me incha el pecho de orgullo.
Es verdad que con ese nombre Jaimes perdió las elecciones y su dignidad, pero ganó mi voto. ¡Casta Jaimes presidenta!
VIDEO JUEGOS
No voy a negar que en un tiempo remoto fui amante de los video juegos. Yo tuve -y lo digo con orgullo- al mítico Atari 2600, pero conservarlo hasta ahora es una quimera; mi amigo Luchetequepex (José Luis Puita) revivió mi desenfreno por las video juegos con otra joya mítica: una consola NES de 1983 de la Compañía Nintendo.
Mi sobrino Ricardito, que anda enchufado a la Wii, se debe estar riendo al leer esto. A propósito: Eh Ricardo, si estás leyendo este blog ¿qué coño hacés aquí? Deberías estar leyendo cosas mejores, fuera de aquí, ¡vaya!
Días después, Willberth me dejaba sin palabras de la sieguiente forma:
REALISMO MÁGICO
Yo podría escribir una tesis frondosa sobre esta foto (claro que nadie debería esperar de mí una pizca de inteligencia). Pero es que de ella es posible extraer el quid sociológico del comportamiento humano. Una silla en la calle, una simple silla en la calle que sirve para reservar el parqueo (ya de un auto, ya de una persona cansada). Risa, desconcierto, curiosidad… no lo sé, es ese “algo” que escapa a la gnosis, pero que la fotografía lo captura. Es la silla misteriosa… uf, debo dejar de fumar esas cosas.
Mirá, aquí hay otras cosas raras que veo en la calle:
Sin puerta, como baño de cuartel militar.
Este es “Las Meninas” de Velázquez, a ver quién se da cuenta.
Este paga un SOAT particular.
El sujeto junto al poste está orinando, lo juro.
LEÑA Y GATITOS
¡Qué barbaridad! Lo he leído en voz alta y quedo al final con una cara de imbécil. Intentalo vos: Ejemplo: primero, empiezas con un escandaloso ¡SE regalaaaaaaaa! (no es tan sencillo como parece, al tener 4 signos de admiración al principio y 3 al final exige una pronunciada diferencia tonal que determina el cómo debemos encarar la frase). Los 4 signos de admiración iniciales decretan que “SE” debe adquirar mayor ataque en la dicción, rematando con un “REGALA” prolongado y no menos enfático (mirar ejemplo). Y al final un sobrio, pero categórico “LEÑA Y GATITOS”, concluyendo con un respetuoso silencio. En la próxima clase, analisaremos la naturaleza connotativa y semántica de “LEÑA Y GATITOS” en una misma frase y del porqué estarían regalándolos. Permiso.
SCOOBY, EL FIERO SCOOBY
Esta vez se trata de Scooby y he de subrayar tres asuntos que contienen mi atención: ahí dice que tiene pelo ondulado. Bueno… ondulado, ondulado… no mucho, uno le arroja abalorios de chaquira en su cabeza y no cae ninguno al suelo. Quienes buscan a Scooby señalan: “SE DARA BUENA GRADIFICACION DE LA PERSONA QUE NOS DE DATOS DE SU PARADERO”. Es decir, la “gradificación” (este, desde ya, es un nuevo concepto) será financiada por el bolsillo de quien otorgue los datos; lo que supone que si una persona x encuentra a Scooby, yo, que di datos de su paradero, debo pagarle -y no los dueños- a la persona x por haberlo encontrado. Y para terminar, el encabezado del letrero dice “SE BUSCA”, ¡coño, un fugitivo! Scooby ha de ser un bandolero sanguinario, un prófugo, un carnivoro desquiciado y homicida. Lo cual adquiere sentido al ver su foto con ese aire demoníaco. Te lo digo, no seré yo quien ayude a buscar al sanguinario Scooby. Allá tú.