jueves, 29 de abril de 2010

EL NOMBRE DE LA ROSA

Sí, ya sé que pasaron las elecciones y tal y tal, pero es que lo que les voy a mostrar es universal y anacrónico. Caminaba por la calle hastiado de las propagandas políticas, pero un panfleto de entre toda esa basura atrapó mi atención al cien por ciento; con ustedes quien fue candidata a la prefectura por el M.N.R.:

Con ese nombre esta señora se ha expuesto a las más siniestras burlas populares, el solo hecho de tener el valor de presentarse a las elecciones con tan fatídico nombre mereció mi voto, sin reserva alguna. Sólo quien tiene el valor de llevar acuestas un nombre tan… tan feo con esa sonrisa incorrupible tiene el poder moral de gobernar un departamento como Cochabamba. Su sustantivo ha sido su símbolo, su marca, su consigna, su más sagrada virtud: Casta. Y su apellido acumula quién sabe cuántas virtudes más. También es cierto que nuestra caudilla, Casta Jaimes, perdió las elecciones (y por paliza), pero no me cabe en la cabeza mejor opción de liderazgo que ella para las próximas elecciones nacionales. ¡Casta presidenta!, ¡Jaimes asambleistas departamentales! (esto pa despistar a la oposición). Ya hay quienes se han ofrecido como jefes de su campaña política y andan proponiendo eslóganes como: “Vota por Casta, una mujer impenetrable” o “Jaimes trabaja como si fuera 5, vota a Casta”.

Por otra parte, teniendo a Casta como presidenta expondría una imagen mucho más regional que Evo Morales y su chompa ya fuera de moda. Tan sólo de imaginarla tomándose una foto con el Rey Juan Carlos de España, o caminando tomada del brazo de Hugo Chávez o llegando a Rusia en un Antonov 148 con ese sombrero, ese aguayo y ese imponente nombre me incha el pecho de orgullo.

Es verdad que con ese nombre Jaimes perdió las elecciones y su dignidad, pero ganó mi voto. ¡Casta Jaimes presidenta!

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