CAMÉLIDA DE LAS FLORES

Ya es hora. Conocí a través de este medio a una inigualable bloggera y desde entonces se me hace imposible tomar una foto y escribir un comentario sin pensar en lo que ella dirá al respecto y es cómplice como todo aquél que entra a “ojear” este blog, tan culpable de lo que escribo que me ha enviado una exquisita foto para compartirla con los silenciosos lectores cutres. Me dijo al enviarla: es de mala calidad, (¡ja!) ignorando que eso ya es suficiente para participar en este blog, añadió que no se atrevía hacer un comentario y que al colgar la foto la cite como Camélida de las Flores (ya tienes en link, ahora date una vuelta por su blog y verás lo que digo). Vale, aquí la foto que tomó:

Ignoraré los detalles de la foto, que ya nos queda suficientemente claro; quien merece mayor reflexión es quien tomó la foto. N. S. nació en Chernóbyl, Ucrania, el 26 de abril de 1986. En el laboratorio es conocida como “esa, la KJ-69”, y ante la malsonancia han decido llamarla Camélida de las Flores.

Camélida de las Flores es fruto de una mutación genética de camélidos andinos; debido al exceso de citosinas radioactivas, Camélida tiene hoy una alteración biológica que determina su personalidad: tiene tres bocas y sólo dos dedos en forma de “V”, dicha fisiología le ha traído numerosos éxitos como trío musical y serios problemas como fumadora compulsiva. De su primera profesión se conoce el exitoso single “Amarte es un no sé cómo”, interpretado a dúo con el afamado artista de heavy metal Luis Miguel, quien en alguna ocasión confesó ante los medios que Camélida de las Flores solía comerse con frecuencia sus galletas y sándwiches antes de los conciertos, lo cual explicaba la delgadez del primero y la… la cleptomanía de la segunda.

No obstante, su verdadera y más trascendental habilidad no la tiene en la música, ni mucho menos, sino en la literatura. Sus amigos, los intelectuales, la llaman la “Agatha Christie andina”. De ella conservamos el best-seller “Los 37 pasos para ser una mujer normal y fingir no serlo, o ambas cosas a la vez”; sus especialidades son los haikus y los sonetos y a ella es a quien se la atribuye haber inventado una extraña función entre ambos géneros literarios al que llamó -con un gran sentido de la lengua- haikunetos; se cuenta que ha sido premiada dos veces con el premio Nobel de Literatura por dos años consecutivos, pero que nunca pudo llegar a la ceremonia porque un perverso amigo le apuntó mal la dirección de la Sala de Conciertos de Estocolmo.

Por otra parte, ya es pública la denuncia que Camélida le hizo a Julio Cortázar a quien acusó de plagio de su “Instrucciones para matar hormigas en Roma”; en su defensa, Cortázar argumentó que se trataba de una bromita a su amiga de toda la vida. En sus tiempos libres es comunicadora social y veterinaria, para compatibilizar ambas aficiones Camélida de las Flores se ha visto obligada a abrir una productora de audiovisuales que en los fines de semana funciona como zoológico. Es tanta la compenetración de ambas actividades que se suele confundir si el producto ha sido elaborado por ella o por uno de los animalitos que cuida.

Cuando no tiene nada que hacer, lo cual es muy infrecuente, suele comer sandías e intentar no tragar las semillas; de dicha diligencia resultó su más citado ensayo académico titulado “Los paradigmas de las semillas de sandía, un acercamiento famélico-crítico”. Camélida de las Flores es adicta al sexo, las drogas, los libros, los blog y a las películas de Chuck Norris. El andamiaje popular le debe el hecho de haber reincorporado el famoso “¡meta saya!” para reemplazar al insípido “¡de una vez!”.

Según los científicos que las custodian, actualmente ella está pasando por una etapa de enamoramiento que en el argot científico se denomina como “ya se jodió la vida esta sonsa”, se estima que podría morir el 2012 o también existe la posibilidad de que no.